viernes, 11 de julio de 2008

Bartolo Copormo Jaaarrr

Bartolo, hombre poco agraciado, de malos modales, nula simpatía, con el coeficiente intelectual de un tornillo rosca madera y la misma sensibilidad que una cebolla, además de escasa higiene corporal, tenía poco éxito con el género femenino, no daba crédito a su vida sexual, excesivamente acostumbrada a su mano derecha.

Su amigo Teodomiro le contaba sus experiencias con mujeres, experiencias mucho más amplias que la mano derecha de Bartolo. Este le recomendaba solicitar el servicio de profesionales, ya que por las buenas ninguna mujer accedería a ampliar sus conocimientos y experiencia y así mejorar su paupérrima situación. Bartolo se negaba a contratar los servicios de profesionales y Teodomiro le recomendó una solución tecnológica, una ordeñadora automática. Rápidamente Bartolo llamo a un familiar que se dedicaba a las vacas lecheras y le pidió que le dejase uno de estos aparatillos, como buen familiar le envió una advirtiéndole que era el último modelo de ordeñadoras automáticas, importada de Suiza.

Se disponía Bartolo a “coger su bicicleta sin manos”, preparo el sofá más cómodo que disponía, un DVD subido de tono, enchufo el aparatito a red eléctrica y el succionador en la parte de su anatomía que todos están pensando. A cada chupetón de la máquina, Bartolo hincaba los dedos en los reposabrazos del sofá y se le enrojecían los ojos saliéndose estos de las órbitas. Por fin Bartolo había incrementado sus placeres pero la ordeñadora seguía en su cometido, sin descanso, repitiendo un monótono “slurp”.
Bartolo volvió a dejar ganar a la máquina pero sus fuerzas se iban mermando y decidió apagar el aparatito, apretó varios botoncitos sin éxito alguno, la ordeñadora continuaba “slurp, slurp” una y otra vez y Bartolo desesperado desenchufo la máquina en un inútil intento de detener tan placentera tortura, la máquina insistía “slurp slurp”, y ya iban tres seguidos. Aterrorizado llamó al familiar para preguntar como se detenía aquella diabólica máquina, antes de que lo dejara tieso y con menos jugos que una ciruela pasa, al oír la respuesta, Bartolo soltó el teléfono, y unas lágrimas caían por su cara mientras gritaba desesperado “¡TECNOLOGÍA SUIZA! ¡TECNOLOGÍA SUIZA! ¡QUE SE PARA SOLA A LOS 25 LITROS!

2 comentarios:

Noemí Pastor dijo...

Devuelvo la visita y me río un rato, aunque Bartolo se lo tiene merecido: nunca desconfíes de tu mano derecha y, si quieres variedad, te pintas las uñas.

Patricia dijo...

ay Bartolo, angelico jajajjaa como tenga que estar enchufao hasta que la máquina le ordeñe 25 litros lo lleva claro jajajajaja
Estoy con Noemí... si quería variedad que hubiera hecho eso que dicen que es leyenda urbana pero que todos los tíos han debido hacer: que se siente sobre su mano hasta que se le duerma y se haga la pajilla después, y así parece que se la hace otro!
:P
Gracias por el rato de risas ¡¡TERERORISTAS!! ;)